lunes, 12 de abril de 2010

Que las preocupaciones no te impidan ver al Señor

La palabra:                                                                                   Juan 20:11-14

Pero María estaba afuera llorando junto al sepulcro;y mientras lloraba se inclinó para mirar dentro del sepulcro; y vió a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados, uno a la cabeza y el otro a los pies,donde el cuerpo de Jesús había sido puesto.Y le dijeron: Mujer ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor,y no sé dónde lo han puesto.Cuando había dicho esto se volvió y vió a Jesús que estaba allí, mas no sabía que era Jesús.

Reflexiones a la palabra:

Situémonos en el momento en que ocurre el relato, no tanto en lo temporal sino en el momento psicológico que vive María Magdalena , destrozada por la pena de haber perdido a su "Rabboni", su querido maestro, a tal punto que ni se atrevía a entrar al sepulcro, le habían dicho que el cuerpo ya no estaba y ella se desesperó, rompió en llanto, y como decimos en lenguaje actual "se bloqueó" de tal manera que ni mirando veía.
Solo después de haber hablado con los ángeles vió a una persona "de pié" , pero tampoco lo reconoció.
Intentando explicar esta falta de reconocimiento por parte de sus discípulos,algún exégeta podrá argumentar las características de los cuerpos resucitados, con algunos razgos diferentes de los cuerpos mortales que dificultan el reconocimiento , esta explicación es verosimil, pero hay algo mucho más común,más cotidiano, y es el estado de alteración de nuestros sentidos ,de nuestra percepción, que nos ocurre cuando nos sobrepasa la angustia, la desesperación, la preocupación etc.
A quién no le ha ocurrido que buscando algo importante que cree perdido revuelve todo y no lo ve aunque lo tenga frente a sus narices?


Algo parecido le ocurrió a María Magdalena, en su desesperación miró dentro del sepulcro pero no vió a quien buscaba, su Señor.


Parece una verdad de "perogrullo", pero haciendo una traslación a nuestro diario vivir,nos dejamos apabullar por los problemas y no vemos al Señor.
Tener "a la vista" al Señor es tener siempre a mano a nuestro sostenedor ,"de pié", pronto a socorrernos,a guardarnos, a inspirarnos,precisamente en el momento en que más lo necesitamos, la hora de la tribulación.
Tomemos modelo de esta enseñanza y no perdamos el rumbo,aprendamos a ver en todo al Señor,sobre todo en los momentos difíciles, consolando,fortaleciendo,inspirando y socorriendo.


Pastor Rubén Pagano
 

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